Y cuando no me comprendas
solo léeme
9/8/20244 min read


Que fácil que resultaría la vida, si tan solo pudiéramos poder adivinarlo todo, tener cada una de las repuestas correctas e indicadas para no estropear momentos, relaciones y todo ello que va de la mano de la expectativa de la respuesta esperada.
He vivido experiencias que de seguro hacen que la vida vaya bien y que tenga retroalimentación constante de lo que pienso, siento o proyecto y es cada vez mas interesante como un acto, un gesto y hasta una forma de ser en la oficina puede generar ideas diversas sobre de quien soy para quienes no han podido encontrar la oportunidad de tener una charla, un cruce de ideas o algo similar para conmigo.
Pese a todo ello, después del cuestionamiento previo del por que, la calma vuelve al cuerpo y ésta forma sensata que tengo de reconocerme me permite aceptar cada uno de esos criterios externos sobre la idea que se mira de mi, pero no contento con ello, avanzo un poco mas y trato de profundizar en todo aquello que podría mejorar como canal de comunicación, de expresión y de ese espacio que ha cerrado, a esta aventura de compartir vida con alguien mas.
Este castillo de arena que forme durante un buen tiempo, quizás no tenga bases sólidas, quizás y tan solo es un mecanismo de defensa ante la indomable sensación de olvido, de desidia y esos sentimientos que el paso del tiempo van ocupando lugares en el corazón para enfriarlo y dejar que un hoy no, mañana sí, puede ser suficiente para evitar llegar a las ligas mayores, las que hacen que se pierda el control de las emociones y sean las sensaciones de absoluto instante y presente sean las que decidan hasta donde, cuando y por que.
Voy descubriendo que las historias y los relatos que vamos escribiendo en la vida tienen muchas maneras de ser interpretados, en ocasiones las palabras por mas elocuentes que sean tienen un matiz mega diverso, es como para perderse en esa imagen mental que tenemos de lo que escuchamos, nos hacemos la película en la cual los protagonistas somos nosotros mismos en lugar de poner atención a los detalles de vida que se nos presentan.
Recuerdo un día salir al balcón a mirar la vida pasar, entre el aburrimiento y los cuestionamientos infinitos del mañana, empezaba a esbozar como una visualización constante, una manera de ser y estar algo distinta a la de ese instante, era como que había llegado al final de una etapa llena de mi, de todo aquello que enorgullece mi presente, pero que debía soltar y emprender un nuevo camino.
Y es curioso como el universo mismo se encarga de llenar los que llamamos vacíos, de tiempo, de espacio, de lugares, de emociones y lo hace precisamente con lo que alinea la ruta en este momento para reflexionar, aprender y hasta volver a creer en mi mismo, en la capacidad de respirar, sentirme activo pero sobre todo valioso, lejos del ego o vanidad, sino, ocupar ese lugar que no se debe abandonar aun que el alma rebose de dopamina.
Debo reconocer que este tiempo de pulsaciones elevadas e incontroladas, han sido plagadas de reflexiones que me han llevado a la gloria, al suelo y al espacio, sintiendo un total agradecimiento por haber experimentado nuevamente todas esas sensaciones, olores y sabores que despiertan los sentidos y me permite aceptarlo todo.
Hoy en especial pude detener el tiempo en medio de un bajón de adrenalina, entre un recuerdo y olvido, no de otro ser, sino de mi mismo, las veces que me había abandonado por complacer, por ser visto, querido o incluido en espacios de tiempo que no me pertenecían, pero que mi insistencia prevalecía sobre cualquier razón mayor, todo eso que dentro de mí ya anunciaba el desatino.
Levanto la mirada mientras deambulo por el pasillo del supermercado, ando un tanto distraído que de seguro olvidaré a lo que he venido, con la mente entre aviones y lugares dispersos de presente, voy resolviendo mi destino, voy entrando en conciencia plena y absoluta de quien soy, como soy y lo que representa mi presencia en la vida, en este universo infinito tan sabio que me ayuda a retomar el camino, entre la pausa, la razón y mi autoestima.
Me he vuelto a leer, a recordar un tanto como ha sido todo, los instantes compartidos y las señales del destino para de a poco emprender un nuevo camino, quizás con las huellas conocidas, pero al mismo tiempo nada parecido.
He sido invitado a crear algo de magia, de la manera mas sutil y delicada, en un momento inesperado, pero si......anhelado, se prolonga en el ascensor como testigo, como quien documentase sensaciones que no caben en las estructuras, sin pensarlo acaso acordamos revelarnos los secretos, lanzando la moneda al aire, con algo de incertidumbre que se desvanece con la certeza de una mirada profunda que habla de propósitos mas que de verdades.
Dejamos que los platos estén en el cementerio ahí amontonados, mientras recupero el color de las juntas, y así se han terminado los preámbulos, quedan los acuerdos, los retos y esta voluntad inquebrantable de entregarlo todo.