Vuelta a la república by#rontours

Primera parada Quilotoa

9/19/20234 min read

Empezamos el viaje con una idea en específico hacer conocer nuestro país a Ale (México) en dos semanas, la idea es que se llevase la experiencia completa de lo que Ecuador tiene para mostrar. Como cada uno de nosotros ya habíamos experimentado conocer los lugares, empezamos a trazar la idea de viajar con los cómplices de siempre Gabriela y Ma José. Nuestra intensión claro que sí, para nuestra amiga nueva por que no la conocíamos, era mostrarle el país con todas las maravillas que este puede tener, ante ellos decidimos llamarlo "la vuelta a la república", pues cruzaríamos sierra y costa de nuestro país en un viaje de más de 1.000km entre ida y regreso.

La complicidad de un viaje es determinante para poder disfrutar del mismo, por ello luego de crear un chat y algo, algo compartir de nosotros en ese tiempo, nos encontrábamos ahora 4 personas cantando a vivo pulmón muchas canciones, que por cierto siempre las tengo en una play list de amerigo con varios géneros, desde las retro de las 80s 90s y eso era lo que hacía que nos de más energía y vitalidad para encontrar dentro de una pandemia aún no terminada los espacios apropiados para salir, quitarse la mascarilla y poder respirar la libertad de viajar.

Decidimos que nuestra primera parada sería el Quilotoa, emprendimos el viaje muy temprano por la mañana, sin prisa, esa era la consigna, no correr y dejar que la vida fluya. Siendo así avanzamos, dentro de nosotros esperábamos que de camino el volcán Cotopaxi esté despejado para poder ver su magnificencia, pero no fue así. Hicimos una parada técnica en los típicos helados de la avelina algo que realmente disfruto y que es para mi como un must to do. Luego de ese alto seguimos el viaje por el carretero antiguo, es decir, pasando por pueblos que hasta parecen olvidados, pero que hablan mucho de como es la sierra de nuestro país como Guaytacama, Saquisilí.

Para ese entonces había comprado ya mi cámara de fotos, no era un experto o fotógrafo profesional, no sabia que esperar de ello, pero disfrutaba de tomar fotos y de vivir cada una de esas experiencias que estar detrás de una cámara me puede hacer sentir, obviamente con 3 chicas que aman las fotos el proceso de aprendizaje fue mucho mas llevadero, lejos de la expectativa de que sea perfecta, solo disparos para aprender y la complicidad de amigos.

Creo que esa es la clave en los viajes o en la vida, poder coincidir con personas que saben compartir los gustos y las aficiones de los demás, permitirse esa fragilidad de los momentos para ser sentidos por cada uno de los participantes del viaje, creo que eso encontramos en este primer punto.

Una vez pasando el pueblo de zumbagua, lleno de comercio eso sí, todos los lugareños de la zona mueven el comercio de una forma increíble, la vestimenta y la forma de hablar de seguro se llevan la atención. Avanzamos al primer spot de la zona que es el cañón del rio Toachi, donde apenas ingresamos a un parqueadero nos encontramos con un increíble bosque de pinos llenando el verde por doquier, el olor es envolvente y nos invita a pasar por sus caminos.

Luego de ello un gran cañón que invita al vértigo en uno de sus caminos pequeños para llegar a una punta y poder sentir la adrenalina de estar a escasos metros del abismo, ideal para una foto de alto riesgo que de seguro todos queremos tener.

Ya en la seguridad de los barandales nuestra primera fotos juntos en el trip, de esas fotos no posadas si no provocadas al descuido.

Como nuestro paseo era limitado por el tiempo, disfrutamos del Quilotoa desde la partes altas del mismo, bajar implicaba invertir como 4 horas entre bajar y subir, la travesía no es muy fácil en especial para Gabriela que es de la costa, por ello decimos apenas un par de metros y regresar para continuar el viaje. Sin embargo nos detuvimos en muchos lugares esperando la salida del sol, ya que la laguna tiene a tener una tonalidad diferente cuando todo esta despejado y el sol acompaña, el tiempo paso y no logramos tener mejor día y las nubes mas bien hacían su aparición.

En lo personal he tenido la suerte de estar en varias ocasiones en la laguna y me he llevado muchas gratas impresiones, he podido bajar varias veces y sentir al agua en mis pies, es un ritual que siempre procuro hacer cuando entro en contacto con el agua en la naturaleza, esa sensación de pureza no la cambio, creo que de alguna manera es como renovarse la energía y dejar que las malas vibras se vayan en ese instante.

Las artesanías de la zona y claro que si la comida típica de la zona fue parada indispensable, hay muchos lugares de los cuales se puede sentir ese olor a comida casera, de esos que nos recuerdan a los abuelos y la sazón de casa como aquí lo sabemos llamar.

Yo en particular soy fan de las caldos de gallina criolla, esa que tiene la carne un tanto mas dura pero que de alguna manera la hacen mas sabrosa. Un canelazo no puede faltar para sentir el sabor a licor o trago en ecuatorianismo para despertar los sentidos y continuar con la vuelta.

En el viaje Vuelta a la Republica En alguno de mis viajes a la laguna