Un trabajo milenario

Tradiciones mal interpretadas

5/5/20243 min read

En varios países asiáticos es muy común encontrar espacios donde la recuperación del cuerpo, de los músculos es todo un arte, en donde se mezcla la experiencia de quienes lo ejercen con la incertidumbre y desconocimiento de quien lo recibe. Estos lugares nos sorprenden por como han sido conceptualizados y la forma en que el servicio es lo primordial.

Entiendo que cada una de estas mujeres en su mayoría han estudiado o perfeccionado su técnica con el pasar de los años, es que debe tenerse conocimiento del cuerpo, de los músculos y de como estos pueden ser liberados de la presión a la cual los exponemos en nuestro diario vivir. En mas de una ocasión he tenido la oportunidad de experimentar por que no queda otro adjetivo mas acertado posterior al disfrute de estos llamados masajes.

Los lugares son también lo mas sorprendente, grandes espacios privados desde una hasta ocho personas en habitaciones con pantallas gigantes, asientos ultra confortables y claro que si ropa apropiada para vestir y aumentar la experiencia a otro nivel. Todo esto dentro de la libertad del pudor y la vergüenza, esta que no existe en el Asia, después de tanto pensar en como ven el cuerpo y hasta la sexualidad, solo puedo definir que no existe morbo de ver alguien desnudo o en ropa interior, tampoco son catalogados como inapropiados estos espacios donde la vestimenta de ls chicas van desde un vestido elegante hasta ropa del estilo japonés elegante y milenario.

Es impresionante como se puede sentir que el tema sexual se ha encarrilado a lo que podría ser y no se vuelve parte de esta experiencia, es como que si existiera las reglas del juego tan marcadas que cada quien sabe a lo que ha ido y los limites que se encuentran en cada uno de los participantes y mientras esto sucede, aromas de te de jazmín, frutas y agua maximizan la experiencia sensorial.

Recordando un poco lo vivido con anterioridad, existe una especie de occidentalización, pues ahora los aromas y la forma visual en la que recibimos la experiencia es parte esencial del lugar, las cremas y aceites que se usan dejan una sensación en el cuerpo a limpio, renovado y la sensación completa de empezar de nuevo. Si a ello le sumamos las fragancias propias de las masajistas es algo que de por si supera por mucho como era hace tan solo unos años atrás.

Este tipo de servicios en el país asiático es tan normal, que la esposa de mi amigo después de haber cenado me dice, pues bueno hoy trabajaron duro, han comido y es tiempo que vayan por un merecido masaje, a nuestro entender latinoamericano podría removernos todo, pues dentro de nuestra cultura y creencia buscaremos la manera de asociarlo con el sexo o la prostitución. Y desde el lado machista, diríamos que no comprendemos como una mujer, esposa o madre, podría pedir que vayamos a lugares de este tipo.

Ante ello también importante comentar que no es económico, estas casi 2 horas de experiencia de principio a fin e independiente del lugar donde se realice no tiene acceso a todos los bolsillos, se lo ve como parte de una remuneración bien cancelada por todo lo que implica, esto hace que se segmente un poco el tipo de personas que acceden a él, pero donde se encuentran sin duda una vez mas varias clases sociales con una misma intensión.

Parte de mi experiencia al viajar siempre va de la mano de vivir estas sensaciones que lo revolucionan todo, mueven el presente y lo que recibo de la vida es la complementariedad de lo que entrego, largas semanas de trabajo con horas continuas sin parar, culminan en estas lineas de gratitud por lo vivido y por aquellas personas que lo hacen posible.