Sin saber venderse
Creyendo en la humanidad
8/20/20253 min read


Mi vida es en ocasiones una montaña rusa y en ocasiones voy subido al lomo de un caracol, me agrada en realidad, miro en el espejo el paso de los años, miro en las fotos el recuento de lo vivido y como he podido experimentar desde varias facetas de la vida el mundo como es, como se mueve y a pesar que no lo comprendo del todo en especial en el interés y proceder de la mayoría de los humanos, resisto pero sin ataduras, sin proponerme ser dueño de la verdad y mucho menos querer controlar todo.
Las últimas experiencias vividas sin duda me han dejado grandes enseñanzas que al contarlas a voz alta y en repetidas ocasiones ya que suelen preguntarme que pasó, por que y todas esas interrogantes que para la gente que me conoce y la que no, se escapa de su comprensión pues a vista zoom 100 mis decisiones son radicales y cambian constantemente, como no soy un árbol y me muevo luego de haber dado mi sombra y fortaleza de saber esperar, suelo irme con facilidad cuando siento que algo no encaja en la ecuación de respirar, actuar, y repetir.
Ayer precisamente encontré un patrón que ha marcado las decisiones que he tomado, no son justificaciones mucho menos un espacio para la victimización, es tan solo el reconocimiento de los factores que hacen mi vida tenga estos desenlaces y termine tomando caminos de todo tipo ya que prefiero no encasillarlos en adjetivos, mas bien, me agrada saber que dentro de todo e independientemente del resultado....ahí voy, por la vida abierto a las infinitas oportunidades de sentir, de experimentar, así las condiciones no me sean siempre favorables, o desequilibradas por llamarlas de esa manera.
Hay algo muy dentro de mí que no lo puedo controlar: es la fe y la confianza que tengo ante los humanos, siento la responsabilidad de ver el lado noble, leal y sincero de las personas antes de hacerme toda una película de suspenso y ponerlos en lugares de personajes sin saber su historia, creo desde el día 1 lo que dicen, lo que proponen y acepto sus intensiones y condiciones sin pensarlo tanto, pese a que hoy que reflexiono se que el universo mismo me dio unas cuantas pistas para salir corriendo, decir no, esperar o tomarme las cosas no dentro de la ansiedad o adrenalina de vivir las experiencias sin pensar en el 1000% de la decisión y todo lo que conlleva.
Como colateral lo que sucede es que renuncio ya no se si consciente o inconsciente a mis derechos universales de tener un trato equilibrado donde mi mente, cuerpo y alma, sientan desde ese instante que con quien camino, trabajo, acompaño esta sintonizando esta energía libre y voluntaria de estar y permanecer entregando todo, por que no sirvo para dar partes o de a poco, si todo se resume en un día a la vez, por que guardar algo para mañana, es lo que siempre he creído. Hoy me mantengo en esta teoría pues no es que me ha ido mal, pues cada vez que algo salió de control o de las expectativas o de esta justicia divina que pensamos llegará, he sabido bajarme en la siguiente estación, tomar un vuelo y volver a empezar sin responsabilizar a nadie mas que a mismo por el enorme placer de haber podido experimentar esos sentimientos que llevaron a la toma de decisiones de las cuales hoy esbozo este sentir.
Se que debo reformular esta idea del libre albedrío de otras personas que suelen manipular mis emociones al no saber venderme, al no querer buscar reconocimiento o ser visto, mi afán siempre ha sido ayudar, entregar todo lo que se, tengo y puedo crear cuando el universo y la atmosfera confabulan para que las cosas simplemente sucedan de esa manera, en ese tiempo, en ese espacio.
Luego de un par de reflexiones extras, me comprometo a tomar las pausas necesarias para descubrir cual es el siguiente reto, camino o sentir por el cual iré sintiendo mis días, tengo la certeza de que esta fe y confianza en todos no puede mantenerse así..... en este desequilibrio y de una u otra manera aprender ha amar a la gente también a distancia, a decir no.... si las condiciones lucen poco favorables para mi sentir, para mi desarrollo como humano, a reflexionar antes de decidir si el espacio al que me invita el universo es para vivir, aprender, retroceder o solo permanecer.
Desde el merecimiento sincero, sin ego, sin vanidad o algún adjetivo que acompañe esta intensión distorsionada de la vida, me detengo, respiro y agradezco por llegar a este punto de la vida donde encuentro mi valía, mi lugar y lo que mi alma, cuerpo y mente pueden crear sabiendo conscientemente que nada me pertenece, entregándome a la voluntad divina que hasta el día de hoy hace que mi vida siga trayéndome paz.