Reflexiones cruzadas

Charla introspectiva desordenada

9/27/20243 min read

Que si soy distinto ? Más allá de este extremo fanatismo que sentimos de ser originales y sobre salir ante el resto voy descubriendo cada escalón que he subido en estos años en conciencia.

Ni el mejor ni el peor, cada etapa de la vida ha sido sentida desde mi interior, desde esta costumbre de sentirme activo vivo y pleno a mil por hora o en quietud constante descubriendo que toda esa forma de sentir los días me trae a este preciso instante donde la vida tiene colores pasteles en plenas mañanas de lluvia.

Aprendo a reconocerme al mismo tiempo, a saber de que voy en esta vida, que es lo que me identifica lo que me permite ser visto y claro que si ….hasta olvidado, vaya manera de aprovechar los discursos de la gente, la verborrea de muchos que cruzan la calle con los ojos vendados mientras asumen que mi esencia es diferente o falsa ante sus ojos.

La vida se compone de momentos, de espacios silenciosos y llenos de algarabía por que dicen que es mejor sonreír que andar arrugando la cara, al menos cuando las preocupaciones intensas no existen y solo queda navegar en este océano azul

Llueve …..y ahora la calma trae a las tardes a las noches frías de la ciudad, este aire de pasividad que se acomoda entre las almohadas y las sábanas por que es viernes y preferimos arroparnos como para poner el pie al freno, respirar lento y volver a sentirnos.

Nada se detiene en mi camino cuando decido ir por ello, cuando encuentro los motivos para mantenerme en desafío, encarando el mundo, las locuras y todas estas interpretaciones absurdas de lo que no sabemos, no queremos o simplemente se desvanece entre recuerdos.

Sigo siendo parte excluida de este mundo digital, tanto tiempo sin vitrinas en mis pupilas me mantienen viviendo sin prisa, sin comparativos y sin esas elucubraciones predecibles cuando la información es escasa y lo que vemos es pura fantasía.

Un solo sonido o quizás dos son los que revolucionan los latidos, la curiosidad y todo eso que explota cuando abrimos la jaula para dejar salir a las mariposas ante tantas emociones contenidas.

Caminaba solo por las madrugadas, no existían las revoluciones aceleradas, y aunque la vida sigue siendo la misma, encuentro un motivo divertido, arrollador y muy sentido, que ahora colorea el amanecer como un nuevo despertar, pese a que apenas y he cerrado los ojos, me encuentro nuevamente saltando entre las horas del reloj invitando a mi amiga ansiedad a subirnos al avión de los porqué , solo que esta vez tiene un tanto de cordura.

Me doy cuenta que poco a poco van cayendo mis expectativas extremistas de la vida, delineando una manera más ligera de sentir la lluvia, la risa, las caricias y cada una de estas complicidades que nos mantienen aún respirando fuerte….soñando permanentemente y a la vez soltando el posible mañana sin crear un holocausto al vacío de la ausencia previsible de los cuerpos, de las ideas, principios y valores …el que me ordena el caos que monto cada vez que me reconozco en debilidad.

Dejo espacios entre abiertos por la escotilla del avión, para ver el ocaso entre mares y desiertos, imaginando nuevos instantes que me sostengan los momentos, equilibrando el sentimiento al sentirme descubierto.

Ha pasado de repente, al mirar hacia el espejo… al conversar con quien más me reconoce como humano imperfecto, este que no avanza, mientras respira, y que por alguna razón en ocasiones el físico, el intelecto o hasta el libido deciden dar una pausa mientras navegan por el mundo de las posibilidades de lo que podría ser.

De nuevo entre aviones y aeropuertos, idas, venidas, despedidas que dejan sensaciones en mi ser de angustia de tanto en tanto, este apego o desapego que puede reiniciar todo se expone ante los días sin certezas solo pruebas para reconocernos.

No he parado de decir lo que pienso, siento o quiero, decidido como siempre, acompaño los segundos controlando la ansiedad del espacio que se crea entre las nubes mientras acorto los kilómetros de distancia conmigo mismo y con todas aquellas supuestas verdades incómodas que el interior de mi ser empieza a sentir.

Existe tanta turbulencia en la parte posterior de este avión que sacude mis sentidos, como alertándome un pronto descenso, una caída en picada o tal vez solo un aterrizaje sobre el agua, y aquí estoy cada día reconociendo como el sol quema sobre mi piel, como el cuerpo arde mientras las decisiones nos confrontan una y otra vez, sin paracaídas, sin espacio a la duda pues en lo efímero que es todo sigo reconociendo el infinito número de posibilidades que la vida tiene guardada para mí aún así lo más vea, nos las siente y ahora solo tenga ganas de dormir.