Nos estamos quedando solos!

Las matematicas del amor nos han superado

11/2/20233 min read

A menudo me encuentro con que el divorcio y la separación es un tema de moda, casi todos los personajes con los que he podido pasar unos momentos de plática, están pasando por ello y en otros casos van contando el número de veces que han intentado ser felices y se dan cuenta que el número ya supera los dedos de las manos, lo admiten con un poco de vergüenza, como si fuera bien o mal, como si las matemáticas en el amor deben ser precisas y existe el numero ideal para no ser juzgando o llevado a evaluación.

Se nos ha vuelto cada día más esquivo esto de aceptarnos, he pensado que quizás en mi generación nos casábamos por embarazo, por huir de algo, de alguien o por alguna razón que no tenía un fundamento fuerte sobre el cual sostener un hogar.

A los 44 años y un poco mas muchas de mis personas conocidas del trayecto de vida están atravesando por esta etapa de soledad, de abandono a uno mismo y el otro lado el de algarabía y complacencia por estar solos, a donde voy es que cada vez es mas común aceptar que estar y trascender en la vida sin pareja es normal, esta bien y llevadero.

Entiendo bien este sentir pues gran parte de mi vida la he vivido así, un día analizando los mejores logros de la vida que he tenido la oportunidad de sentir, llegue a la conclusión que lo hice solo, no desde el ego u olvidándome de las personas que en su momento contribuyeron a que cada peldaño que avanzaba sea mucho mas llevadero. Pero es es parte de mi que me obligaba a vencerme y conseguir las metas y propósitos que me planteaba en su momento. Así mismo recordé que cuando me abandoné en la vida por alguna extraña razón que hasta ahora no llego a comprender en su totalidad, lo hice solo.

Qué esta pasando en la sociedad moderna para poder permitir que el YO nos gane y venza a la convivencia de pareja? Cómo ha cambiado todo que ahora es mucho más viable encontrarse por las mañanas con un lado vacío de la cama y pretender sentir que todo esta bien y es normal? Acaso tendremos que llegar a viejos y encontrarnos con que no hay quien nos pueda acompañar a caminar, a ir de paseo ? preparar un desayuno o matar el tiempo juntos?

Haciéndome esta pregunta recordé las conversaciones que he tenido con las personas que aún están en búsqueda de la pareja ideal, se me vino a la mente una de las frases más comunes en estas conversaciones y es que alguien dejo la vara muy alta, alguien creo una expectativa de como debe ser para yo poder ser feliz y estar en paz en pareja. Entiendo casi en su totalidad por donde va, pues si, existen personas que por abc motivos pasaron por nuestra vida dejando esa huella imborrable, no se si llamarla de perfección o de plenitud pero que marcan un antes y un después, quiero pensar que lo que queda es un sentimiento casi como una intuición de que perfil es el que me viene a mi bien como compañero de vida.

Lo que se nos olvida recordar o mas bien asimilar es que, ese estándar que buscamos, esa nota alta que pretendemos llegar acarrea que yo, esté, sea o me convierta en su mismo nivel de exigencia si es que así lo podemos llamar y es ahí donde vienen las reflexiones y la interiorización de cada ser, muchos de nosotros diremos sí, damos la talla, algunos basados en el ego o la autoestima elevada, otros aspirarían aún más allá, pero la verdad solo nos lo dirá aquel estándar que hemos seleccionado para poder lanzarnos a la aventura de amar.

De momento nos estamos quedamos solos, es una gran verdad que las redes y la vida social perfecta nos ayudan a esconder, los números que se soplan en un pastel nos susurran en el oído, el cucú del reloj nos empieza a presionar y a cuestionarnos sobre que es lo que esta pasando, por que en el fondo sabemos lo complicados que somos, lo difícil que podría ser darse una y otra vez oportunidades para amar.

La decisión esta ahí, en cada mañana al despertar o con cada humano que pasa por nuestra vida dejando un aviso sobre que pretende con nosotros, esta ahí en cada una de las puertas que abrimos y cerramos, en cada huida y escondida de lo que no nos atrevemos a sentir. Estará siempre ahí, dejándonos saber que solo hay un este segundo que acaba de finalizar y esa decisión que acabas de de tomar.