Mil maneras de expresarse
Con un mismo propósito
7/13/20242 min read


Pasajeros del tiempo que en un momento de pausa logran coincidir, aquellos que no se los prepara, no se buscan y mucho menos se los ha planificado, son estas cápsulas del tiempo que nos regresan los pies a la luna, por que acá en la tierra ya hemos caminado lo suficiente y buscamos este nuevo lugar para encontrarnos un instante, contarnos la vida y marcharnos como fugitivos sin pecado concebido.
Nos regalamos un par de sonrisas llenas de pasado, de aquello que fuimos y se nos había quedado en las memorias del olvido, de esas que basta abrir un espumante para que la memoria regrese con total libertad que nos conmueve los momentos y nos pone frente a un espejo del presente que apenas lo logramos aceptar.
Recordamos la vida y lo sentido, aquellos discursos mal comprendidos del tiempo que ya se ha ido, desarrollando en cada segundo un miligramo de conciencia al mirar la pantalla y recordar lo que no es mío, abandonamos de inmediato la idea del gusto, de la paciencia y la osadía que ha venido a empoderar todos los sentidos.
No basta con esquivar las miradas y esos labios que solo pronuncian más verdades, esa que no las has querido admitir, en el silencio de la mente confabulan las ganas que se despiertan como queriendo desaparecerlo todo.
El tiempo, la distancia, el sonido de la voz, los recuerdos de un tiempo consumido que se apoderan del cuerpo, de la mente y de cada una de las sensaciones que abandonas ante el miedo y la conciencia, pero basta un segundo de valentía para permitirte equivocarte nuevamente.
Llegan los juicios y los prejuicios, esos momentos de frustración que se apoderan del suspiro, en especial cuando ya todo ha terminado, no queda mas que el silencio de la habitación, sin volumen a la mente pero con la adrenalina intacta de lo que ha sucedido.
Mil preguntas sin respuestas, sin espacio a lo siguiente, sin detalles posteriores, todo marcado por un solo abismo del instante en lo que ha durado, con la conciencia abandonada ante el rechazo del presente y esta realidad tirana que nos castiga el mañana.
Ha pasado la tormenta, es la magia que se presenta y deambula en el ahora, aterrizando en tierra firme y rescatando lo sentido, regresando a ver lugares, la complicidad de los momentos, y ese roce de supuestos que ante el cruce de miradas desborda una estampida de mariposas, aquellas que se alejan al primer sonido de la voz .
Cien maneras de expresarse y tan solo buscando aquella que altera los sentidos, que limita lo prohibido y nos empuja al vacío, el vacío que se cubre de escarchas mientras las gotas recorren las mejillas como siguiendo un camino ya conocido.
El olor se queda en el aire, en este espacio diminuto de pasado que se va en un tren con destino al olvido, a la distancia, va para aquellos lugares de donde no se regresa, los que abandonan el alma y nos invitan a encontrar mil maneras de expresarse, otras cientos para recobrar el impulso y unas pocas para respetar el ahora.