Memoria selectiva

Los recuerdos a corto plazo

7/18/20243 min read

Cuanto debemos recordar me preguntaba, que tan favorable es hacer uso de nuestro tiempo de vida para remontarnos en el tiempo y volver a sentir todo aquello que la misma dualidad nos hace vivir, como se estremece el alma con esos microsegundos en que damos espacio a volver a una dimensión que ha dejado de ser en el plano real y solo cuenta esa parte de la historia de lo que algo, alguien, algún momento fue.

Que complejo es debatir sobre hasta que fecha quiero recordar y para que quiero hacerlo, ante ello solo basta ver como el mundo se mueve emocionalmente y traemos a presente todo aquello que un día fue, quizás como para volver a tener esperanza, levantar nuevamente el vuelo o tan solo somos fruto de la manipulación comercial de una marca, de un deporte, de un interés desmedido.

Si mi memoria se limita a recordar solo las 24 horas anteriores a este presente a que me estoy exponiendo, creo un universo paralelo de memoria selectiva en la cual acepto el tiempo como cuando miro una vela que se derrite mientras el fuego hace su parte?, como cuando la ola termina en la orilla de la playa y no hay mas que eso, lo que acabo de ver, pensar, sentir y vivir?.

Sin jugar a la dualidad de la vida, sin poner excusas para volver a estar donde ya no perteneces, para mirar al reloj y darnos cuenta que no regresa, que solo nos queda el instante que acaba de pasar y que ni si quiera lo podemos adelantar en este reto que tenemos de controlar la ansiedad y en ocasiones todo aquello que llamamos sueños.

Cuando las cosas ya no tienen control sobre lo que somos, se empieza a respirar mas lento, o talvéz se aprende a respirar, desarrollando esta sencilla tarea de trascender en la vida haciendo que nuestros actos contribuyan no solo a nuestro crecimiento, sino el de todos los que nos rodean y hacen de este espacio una comunión de presente. 

Sigo con la idea de recordar no mas allá del día de ayer, pero eso no quiere decir que olvide lo sentido, por que lo vivido ya me dejo las enseñanzas, esto a su ves deriva en que pueda aceptar que ya todo ello no tiene otra forma de ser, me aterriza al presente y me hace sentir los latidos a la revolución exacta para poder apreciar esta nueva oportunidad que se genera cada día al poder abrir los ojos y decirnos a por ello. 

Las horas y el tiempo, son solo la dimensión que me permite establecer un suspiro, un aliento, un impulso a querer quedarme aquí, en esta experiencia humana que poco a poco la voy aceptando, comprendiendo y haciéndola parte de mi ser, miro lo creado desde el respeto y la individualidad del propósito mayor que todos tenemos. Escucho y me detengo para no decir algo sin sentido, o con pretensión de llevarme la medalla de la razón.

En fin, la memoria queda como ese lugar perfecto donde almaceno todo lo sentido de forma selectiva, aquello que acabo de sentir y que al mismo tiempo, libero de toda la adrenalina de volverlo a tener para satisfacer todo aquello que como humanos alimenta la existencia.

Abandono una vez más todo aquello que no pude controlar en mi pasado, que pensé debía hacerlo, cada una de esas decisiones del ayer que retumbaban mi cabeza más aun cuando tengo la osadía en conciencia de recordar y traerlas a este ahora, que por cierto es perfecto, sentido y en total  introspección, en solitud y con las suficientes almas a mi vera compartiendo mis sonrisas, mis dudas y contradicciones, tan solo para recordarme que al final del día quizás son solo cero verdades.