Más allá de la intensión
la vida que no se de ti.
11/2/20232 min read


He tenido varias charlas esta semana de como los humanos socializamos y pretendemos descubrir el universo de otras personas para en ciertos casos hacerlos partes de las nuestras.
Algo que me llama mucho la atención y hace ruido en mi ser es la forma en como pretendemos hacernos notar, estar presentes o manifestar la intensión de ser parte de alguien o algo.
Muchas de esas reflexiones derivan en mostrar por que no existe otro nombre, lo que en teoria somos, lo hacemos de forma totalmente consciente a través de un estado, de una fotografía y todo lo que el mundo digital nos permite hacer.
Enseñamos esa parte lucida de nosotros, los momentos mas alegre y hasta los logros económicos, sociales, familiares y hasta los afectivos, sin darnos cuenta que en lo efímero que es todo en este mundo en determinado momento ello puede llegar a modificarse, generando incluso confusión.
Cuantas personas conocemos en esencia, esa que nos permite saber con solo mirarles lo que sucede, como podemos llegar a ser parte de la vida de otros mas allá de la intensión de ser vistos y querer entrar en sus vidas por gusto, pasión o por las razones que sean ?
Que hay de la vida de cada uno y como esta nos fue moldeando y llevando a lugares que muy pocas veces nos animamos a enfrentar, a contar o confiar, esas heridas del pasado o de la niñez que nos han formado hoy como determinado perfil de individuos?
Es que no nos damos el tiempo de conocer a las personas, hemos basado nuestros criterios en momentos únicamente, por lo general aquellos que no involucran las situaciones tensas o estresantes donde la calma fue a parar a la luna. Preferimos ver y sentir el detalle, el gesto, el físico o el dinero que puede darnos permanecer en determinada situación o relación
La gratificación instantánea nos ha llevado a no darle espacio a la reflexión y el análisis de que estamos compartiendo y con quien, muy pocas preguntas valederas quedan ya para poder abrir la puerta a completos desconocidos que pueden contarnos una historia con sabor a soledad, a pena, frustración o victimización.
Volvernos mas consientes del sentido de vivir y compartir lo mas valioso que tenemos, que son los segundos que acaban de terminar, mientras extendemos la mano, el abrazo o el cariño, todo ello no debe ser no algo de lo cual debamos preocuparnos o quizás negarlo, pero si de interés personal, estar y quedarse donde se pertenece, donde el alma danza sin prejuicios, donde la música suena y el corazón se alimenta, donde no existe la superficialidad de las cosas, del momento si no la plena gratitud de sentirnos vivos.
Que la vida nos permita coincidir con humanos en conciencia que dejen de ser una ecuación matemática de cuanto suma o cuanto resta, sino que sean un aporte constante de aprendizaje y enseñanza compartida, para de esta manera podamos entre todos hacer mas llevadero este paso por el planeta.
La invitación esta hecha, miremos mas allá de la intensión del momento, de la gratificación instantánea, procuremos ser mas participes de ser parte esencial de la vida de quienes demuestran con sus actos y palabras la coherencia necesaria para entregarles lo mejor que tenemos el amor y el tiempo.