Lo que no me pertenece
Aceptando el orden divino
6/29/20244 min read


Todos los días tenemos en nuestro vivir algo que queremos tener, poseer o encontrar, es este deseo desbocado que nos empuja de manera consiente e inconsciente en otros casos a vulnerar nuestra integridad, principios, valores y todo aquello que la teoría dice es un orden universal o divino con el cual podemos hacer mas llevadera la vida entre humanos.
Creo que es uno de los retos mas complejos de aceptar, ponerlo en un congelador o solo dejar pasar aquellas llamadas oportunidades al pecado, a ello que de seguro nos dará esa gratificación instantánea al tenerlo, poseerlo y etiquetarlo como mío. Ante ello reflexionaba en los libros que he leído cuando esta palabra "mio" apareció en nuestras vidas para venir a revolucionarlo todo, y no hay que ir muy lejos desde muy pequeños esa palabra después de papá y mamá creo que se convirtió en parte de nuestro lenguaje cotidiano desde la inconsciencia total.
El día a día nos hace sentir tantas cosas, estar con tantas personas que en ocasiones ni conocemos pero que queremos una parte de su vida, de su tiempo o que son solo producto de nuestra imaginación gobernada por el querer, esta imaginación que desborda las ideas y nos lleva a ser parte de un espacio adverso a la realidad de manera que tenemos que esconderlo entre miradas esquivas, risas sarcásticas o roces secretos en lugares donde pretendemos que nadie a podido encontrarnos.
Nadie está libre de esta etapa, eso es lo mas seguro, a cada quien en un determinado momento de la existencia vendrá sin aviso, con total prepotencia a golpearnos la puerta y cambiarlo todo, por que lo único seguro es que después de hacerlo no existe regreso, es una decisión que revoluciona el presente, apaña el pasado y hasta crea un efecto colateral tan grande que afecta el futuro de muchos de los que nos rodean e inclusive amamos.
Pero no es de extrañarse, juzgarse o abandonarse por ser parte de este experimento, al fin de cuentas estamos inmersos en esta matriz creada de estructuras, pruebas y desafíos que son parte del gran proceso llamado evolución y crecimiento. Lo ideal en cierto punto será encontrar el como detener las ganas, la sensación que se vuelve incontrolable y nos hace perder la cabeza, cuerpo, mente y alma.
En algún punto de la vida, llegaremos a comprender de que va todo, como se siente la vida desde la individualidad como un todo, un complemento perfecto que no tiene que ser comparado ni juntado con otra pieza del rompecabezas de alguien o algo más.
Llegar a este punto nos permite empatizar mas con todo aquello que lo he denominado "lo que no me pertenece", aceptar el orden divino creado para al menos pretender una armonía con nuestra mente y alma, esto que permitiría dominar las emociones y ansiedades que se generan por el poder, querer, poseer.
Es tan amplio lo que sentimos que poder controlarlo no es una tarea fácil, lleva mucho de introspección de esta completa aceptación a otros individuos que están al mismo tiempo compartiendo con nosotros un espacio de tiempo al que no llegamos ni antes, ni tarde, llegamos en el momento perfecto para escribir una historia, una pagina o quizás solo un pasaje de segundos que por lógica, principios y valores no nos pertenece.
En lo personal he pasado por todas estas emociones, no fui en su momento capaz de contener el vendaval de adrenalina que implica, el gusto, el tacto, el olor, el poder, el ego y todo el reconocimiento que en teoría nos entrega el ser vistos, comprendidos, amados o usados por este sistema que ayuda a que todo ello pase en un abrir y cerrar de ojos en total conciencia pero perfecta indefensión.
Por que indefensos?, por todo aquello que experimentamos en nuestra niñez, aquellos momentos que marcaron, crearon y engrandecieron nuestras carencias, esas necesidades que no fueron manejadas de forma terapéutica para tener mayor información sobre el camino marcado y que desde esa posición ha hecho que nuestras decisiones se vean siendo juzgadas sin siquiera formularnos que ha sucedido.
Hoy por hoy, la vida es mas acelerada, la gratificación instantánea esta en la palma de la mano, el acceso al reconocimiento es un mandante en los días de cada uno de nosotros, infidelidad, corrupción y grados extremos de ego se riegan en nuestras pupilas y nos obligan ha abandonarnos para poder ser parte de, las decisiones siguen siendo viscerales, egocéntricas o fruto de un gran vacío y estima.
Pero el mundo es como es, y una de las primeras cosas que debemos aprender dentro de lo que no me pertenece es precisamente esto, no lo puedo controlar, no puedo ser yo quien pretenda que mi criterio prevalezca sobre otros, que mi estructura y sistema de creencias tenga mayor validez que otro, ese ha sido mi punto de partida en esta búsqueda constante de la paz mental y batalla declarada con el ego.
Al ser humano imperfecto en pleno proceso aun hay mucho camino que recorrer, esta herramienta de hacer conciencia de lo que sale de mi boca, lo que miran mis ojos y aspiran mi pulmones va convirtiéndose poco a poco en un habito para respetar lo que no es mio y no me pertenece, soltando cada una de las verdades incomodas que nos gobiernan en la vida, dejando en libertad aquellos presentimientos que vienen del interior y me ayudan aceptar el espacio que creo con cada una de las personas que cruzan por mi camino.
En el fondo siento que este paso que doy, podría ordenar una vez mas y como cada vez que la incertidumbre ronda mi cabeza, mi vida en general, con todas estas respuestas que encuentro en un no quiero, me quedo, me voy o simplemente mientras me convierto en un espectador mas de la vida de aquellos a los que incluyo en mis mañanas y abandono en las noches donde procuro empatizar con lo sentido del día y apoyar mi proceso.
Que mis momentos de silencio e inacción hablen de esta parte de la vida que he descubierto, quienes han tenido la osadía de conocerme mas allá de la superficialidad de los momentos sabrán identificar esta parte de mi personalidad que de seguro confunde, pero que se expresa y representa la empatía hacia su tiempo, decisiones y presente.