Lo que dejamos ir

Todo aquello que no esta en armonía con el presente

1/5/20243 min read

Nos pasamos la vida entre aventuras y personas, entre películas y anhelos de que algo de ello en algún momento nos suceda, vamos por al vida aprendiendo a sobre llevar con todo aquello que no podemos comprender, conectar o aceptar y en ese proceso hay muchas cosas que dejamos ir, entre algunas, los sueños, las expectativas y hasta las personas que en algún momento sonaban como una canción romántica en nuestra vida.

La vida nos acompaña con esas experiencias que nos hacen aterrizar en firme para poder determinar a donde vamos, que especial es ese momento de gloria cuando coinciden destino, personas, intenciones, esos momentos en que no existe la perfección solo el instante que acabas de sentir en conciencia que la vida esta manifestándose en esa sonrisa imperfecta, en ese pequeño grumo de rímel que por el apuro en las pestañas no quedo como queríamos, en la cerveza que sabe a gloria un sábado por la tarde cuando has preparado un marisco.

Pero mientras vamos sintiendo y respirando hay una voz, esa que nos incomoda el instante, la que vino a recordarnos que somos pasajeros del universo y que debemos aprender a soltar, a dejar ir las cosas, momentos, lugares, canciones y lo mas duro, personas que en algún momento llegaron a pretender ocupar un lugar tan trascendental que supusimos sería permanente.

Y casi, casi que no lo comprendemos del todo, por que sucede!!!, apenas lo logramos aceptar cuando los desacuerdos, las distancias empiezan a manifestarse y solo nos queda un poco de memoria fresca para recordar por que tomamos esa compleja decisión de dejar pasar el tiempo y distanciarnos de aquello que ha nuestro sentir no esta en armonía con la vida, con el momento que aceptamos como efímero.

La vida es una metáfora constante en la cual mediante experiencias, escritos y vivencias de otros seres en experiencia humana, los hacemos referentes, algunos tienen la verdad en cada palabra, pero esas verdades son las que nos desequilibran el sentido por que simplemente no queremos analizar el momento, la vida y el espacio creado dentro de todo este caos que es ser humano.

Y ese caos no es precisamente algo que remueva las fibras internas, solo que nos pone esos retos en los cuales nos obligan a decidir, eso que no queremos hacer por miedo, por incertidumbre o hasta por costumbre, caos viene a ser todo aquello que nos invita a pensar y sentir mas allá de lo cotidiano, esas palabras que llegan sin permiso como avispas revolucionando todo, queriendo sin permiso entrar en la vida para romper los esquemas, poniéndonos contra la pared y presionando cada respiración sin aviso, sin tiempo de permanencia y dejando que el ultimo suspiro sea una decisión no pensada si no producto de una reacción ante la impotencia de no poder salir corriendo.

Dejamos ir la vida, el tiempo y las personas como lo que en teoría son, desechables o recuperables, volvemos a encontrarnos con ellas y pretendemos que todo puede ser igual, mejor o diferente sin recordar si quiera que la experiencia ya fue, ya pasó y el tiempo presente es otro, tiene nuevos colores y las canciones tienen otro ritmo, pero la confianza de saber que es algo conocido nos invita a intentar una y otra vez.

Lo que me gusta de este estado de incertidumbre es que siempre llega con el mensaje ahí entre líneas para que podamos interpretarlo desde nuestra única verdad, esa que vale por que el resto de humanos no pueden sentir lo que nosotros estamos pensando, sintiendo y viviendo y que en el fondo es tan válido como el de cualquier otra persona.

Alguna vez o mas bien dicho varias veces cuestioné el presente y todo aquello que nos trae la vida, los momentos y las reiteradas ocasiones del como y por que. Pero hoy que la vida ha venido con un huracán de emociones que hace que realmente pongamos una coma para detener el tiempo las reflexiones y mas aun los sentimientos, llego a un nuevo espacio de reflexión donde no hay mas predisposición que el agradecer por lo que vino y se fue o por lo que en teoría vendrá.

En conciencia plena y luego de vivir muchas ausencias, distancias y momentos de total incomprensión, he llegado a concluir que el propósito mayor es lo que se ejecuta en cada instante en el que la matemática básica empieza hacer lo suyo, sumamos y restamos lo que por multiplicación no pudo darse y terminó dividiendo cada uno de esos fragmentos de vida que los llamamos presente.