Las secuelas del no ser

El adiós inminente

8/16/20232 min read

Luego de un final de lo que sea que haya sucedido y sin argumentar vencedores o vencidos, siempre nos quedara este tiempo de reflexión de lo que no pudo ser, usualmente las identificamos como heridas, que se presentan mediante el rencor, la tristeza, la decepción o quizás el juicio de valor hacia lo que no podemos comprender.....en ese momento.

Y es que es así, es un momento que puede ser 1 día, 1 hora, 1 mes o más, no existe un tiempo determinando pues cada quien lleva su batalla interna el tiempo que considere apropiado y esta bien sentirse así, la forma en la que lo expresemos es la correcta para nosotros.

Tratamos de justificar las decisiones en lo externo descuidando el interior, dejando a un lado los orígenes del sentimiento, usamos muchas herramientas distractoras que nos hacen por un momento sentirnos mejor, buscamos escuchar que no hemos echo mal para en algo aplacar el sentimiento de culpa que tenemos por haber en teoria fracasado, no visto a tiempo y dejar pasar el tiempo.

Estas heridas nos llevan a tomar mas decisiones que alteran a un mas nuestro presente, formamos parte de un circulo continuo y repetitivo en la mente de querer dejarlas atrás todo aquello que al recordarlo nos estremece el alma, buscamos de maneras desesperadas el ocupar la mente para no pensar, para que el tiempo pase y la herida cicatrice y un día por fin esta solo sea eso.....un recuerdo, ya sin dolor, sin alegría, sin nostalgia, un momento de vida que quisimos congelar en el tiempo.

Ser y estar presente ante la herida nos vuelve vulnerables, quizás en otras personas rencorosos, sin embargo cualquiera de estos sentimientos presentes tendrán su propósito. Que valiente sería poder enfrentarlos y poder realmente sentarse a charlar con ellos y poder decirles bienvenidos, pero saber que por nuestra paz mental, espiritual debemos ponerles fecha de despedida. Todo esto desde el amor propio, no queriendo borrar de un plumazo personas, lugares, momentos, si no desde la comprensión y aceptación de lo sucedido avanzar mediante el perdón absoluto a nosotros y cualquier situación que nos haya arrastrado hasta ese sentimiento.