Las cápsulas del pasado

Vs un mundo que no se detiene

11/13/20233 min read

Me encontré con un rollo de fotos de esos que usábamos varios años atrás y donde no sabíamos cual sería el resultado de lo que habríamos pretendido capturar, teníamos esa sensación de ansiedad por que la foto haya salido como la queríamos, que los intentos limitados de 24 o 36 disparos sean lo suficientemente acertados para al verlos volver, recordar todos aquello vivido, sin embargo que importaba si no era perfecta, no nos preocupaba en lo mas mínimo por que lo que se valoraba era tener el momento impreso para poder verlo una y otra vez, cada imperfección sería una anécdota que contar o una historia dicha desde varios puntos de vista.

Llevábamos con nosotros en los paseos o salidas varios rollos, teniendo ese cuidado o los dedos cruzados para que no se velen o ponerlos de mala forma de momento que al final no tengamos nada. era toda una experiencia vivir el proceso.

Todo eso ahora es nada, es una pasada así como la marca que comercializaba las películas de las fotos, es tan revolucionario lo que ha sucedido que tenemos la posibilidad de tomar miles de fotos en segundos, borrar, editar, cambiar, pero sobre todo tenemos la posibilidad de hacerla perfecta a nuestros ojos, capaces de modificar cualquier imperfección de nuestra cara, cuerpo, color, en fin, ahora la foto puede ser algo de lo que somos o pretendemos querer ser.

Las fotos antes tenían un motivo algo diferente al actual, permanecían en nuestras vidas para recordarnos un pedacito de vida, de tiempo vivido en algún momento, guardaban secretos, anécdotas, historias de la vida familiar que por lo general se compartía en círculos muy íntimos, siempre teníamos esa curiosidad de conocer la historia de los demás mediante esas fotografías no producidas.

Hoy las fotografías son millones en todo el mundo la tendencia es irreversible y todos pretendemos tener la foto icónica, perfecta o la que describa como es nuestra vida en todas los sentidos: sentimentales, familiares, económicos, de todo lo que se nos pueda ocurrir mostrar al mundo, la tecnología y todas sus actuales ventajas hacen que tengamos mil y un formas de generar contendido fotográfico, casi la gran mayoría de nosotros lleva ese fotógrafo dentro, que quiere experimentar en un móvil la sensación de crear arte para inmortalizarlo en una fotografía y otros hasta para venderlas.

Es extraño para mi comprender como la aceptación a nosotros mismos, a la espontaneidad se ha ido perdiendo y como buscamos un camino más corto al estereotipo de perfección que nos han venido llenando la cabeza las modas, los personajes famosos o los llamados influencer , en ocasiones debato conmigo mismo cuando presencio las mil y un tomas hasta lograr algo que sea perfecto a los ojos, no de quien la toma, si no, de quien posiblemente las pueda ver y quien sabe que pueda pensar de ello.

Pero el mundo es así, vivimos en una sociedad diferente con todos sus modelos y creencias que son respetables, las que considero deben ser aceptadas por cada uno de nosotros para no caer en la tentación del ego, de la vanidad del saberlo o creer que es lo correcto y que no.

Cada quién vive una vida en teoría en función de su libre albedrío, ya sea auténtica o proyectada, sin darse cuenta que en medio de todo esta ilusión en la que vivimos lo que estamos haciendo es multiplicar escenas que ya habían sido creadas.

La idea no es cuestionar que sí, que no, tomar bandos o posiciones similares, quizás tan solo la reflexión del propósito  sobre como estamos llevando la  vida y como hacemos de nuestros días inolvidables para nuestro aprendizaje y evolución.