La sensibilidad a tope

Dejando fluir esa parte del ser reprimido

3/31/20244 min read

Es impresionante como la vida misma se encarga de presentarme la información sobre mi presente a cada instante, esos momentos en lo que en introspección decido hacer o no algo, es ahí cuando la magia sucede y los relatos llegan a la fibra y estremecen cada uno de mis sentidos. Tiempo atrás había escuchado que en cierta etapa de la vida desarrollamos mas uno de los lados o polaridades que nos acompañan en esta experiencia humana, esa que esta escondida o reprimida ya que es gobernada por el genero con el que llegamos a esta vida.

Puedo afirmar que los últimos meses he venido percibiendo la vida, el amor, el color, el dolor y los aromas de una forma distinta a la que solía ser, quizás es un poco mas pausada, mas calmada o tiene un toque de empatía hacia lo que recibo que me ha robado algunas lagrimas o esa sensación de vacío que se siente antes de querer llorar, sin embargo lo que llama mi atención es que no me invade la tristeza, mas bien tiene un matiz diferente, esboza una sonrisa que al final de toda esa montaña rusa, siento paz, gratitud y aceptación de lo que he sentido.

Hay momentos o sensaciones que no son fáciles de transmitir en un texto como tal, pero llegar a sentir la vida en momentos tan particulares me hace sentir que estoy yendo a otro lugar, porque sí, es contra la corriente, son instantes alejados del mundo como tal, de la estructura de la sociedad y de las cosas normalmente desarrolladas en esta experiencia humana. Es como ver y aprender desde el interior lo que pasa en la generalidad e introspectar sobre mi presente y darme ese voto de confianza de saber que el camino esta marcado, que la ruta tiene que mantenerse, desarrollando día tras día la habilidad de estar mas presente en el hoy.

He oido, mirado y leído tanto del pasado y del futuro que con el pasar de las sensaciones lo voy comprendiendo mejor, las experiencias que he podido recibir en este tiempo me han permitido sentir realmente lo que es soltar, dejar o evitar controlar, no es una actividad sencilla de realizar pues la mente en cada instante esta poniéndonos esta especie de alerta sobre un posible suceso que podría repetirse.

Ante ello tantas reflexiones he tenido sobre lo que he provocado en otros humanos al no poder aceptarlos como son, años de recuerdos me permiten hoy por hoy pedir disculpas en silencio, en paz y sin rencor o remordimiento, ya que comprendo no puedo ser tan duro conmigo mismo, pues en su momento algo en mi no estaba en equilibrio y sin afán de justificar aquellas decisiones, hoy desde un espacio diferente del planeta encuentro que mi intensión ha estado enfocada en el amor.

Siento algo de alivio por esta sensibilidad 3.0 que estoy llegando a tener, por que me ha permitido intuir ciertos momentos, espacios o personas que no sintonizan con mi hoy y al dejarlos en libertad hemos podido mantener la amistad, el trabajo o compañerismo de una forma ecuánime, quizás no del todo comprendida en su momento, pero bajo una premisa de no alterar nuestro presente y ser lo que queremos ser en el momento en que se siente, ya no en el que se planifica o piensa.

Esta distancia que va marcando mis días del resto de personas en ocasiones llega con un poco de melancolía, básicamente por la comparación inevitable que tenemos de mirar a la vereda de enfrente o escuchar relatos de parejas y compañeros de vida que realmente han podido encontrar la forma de permanecer en el tiempo juntos bajo un mismo propósito.  

Es extraño este sentir a mil, como se puede llegar a descubrir la empatía por algo o alguien sin estar presente o sin siquiera ser parte de sus días, no se exactamente como se desarrolla esta habilidad de sentir, escuchar y callar para poder mantener una vida desapercibida, esa que hace ya casi un año me la propuse y que con un par de decisiones se ha convertido ya en un estilo de vida.

Hay mucho mas que aceptar en la vida que lo que nos han enseñado: las experiencias, el sentir o el dolor, voy poco a poco descubriendo este manera insólita de ser y estar mas presente cada día conmigo mismo y con esta sensación de protección que siento al estar solo sin alterar mis momentos, abandonando los horarios y estructuras a las cuales estaba habituado, desde el amor propio como lo llamo, aprendo a aceptar las decisiones que vienen desde mi interior, estas que valientemente derrocan al ego o la vanidad que en ocasiones quiere volver a salir conmigo.

Si esta sensibilidad que hoy emana por mis poros ha venido a mostrarme nuevos caminos, pues la recibo, disfrutaré en la medida en la que mis reflexiones me las permitan y claro que sí, iré desarrollando esta habilidad de hacerla parte de mis decisiones y participe de cada una de esas personas que valientemente deciden quedarse de cualquier manera junto a mí, aun que en su mayoría dificilmente han llegado a comprenderme o aceptar mi presente.