Invisible
Dejando la notoriedad y el yo a cada instante
6/15/20242 min read


Con el tiempo me voy volviendo invisible a los momentos donde el ego quiere gobernar, cuando se me cruzan los planetas y me choco contra el mundo sin poder a ciencia cierta poder adaptarme a su velocidad, a su risa y cada una de las ironías que pone en mi delante con total descaro con tal de que aprenda algo mas que por ahora se me es esquivo.
Paso por momentos y personas que revelan ciertas partes de mi forma de sentir que en ocasiones se oculta y prefiere pasar desapercibida ante la gravedad del momento y el peligro que representa sentirme mas invisible que antes.
Miro la vida pasar mientras el café se enfría de tanto pensar, ya la niebla es mas espesa en el balcón y mientras pierdo la poca visibilidad que queda, respiro y empiezo con este rompecabezas de emociones que revolucionan las noches de solitud, estas que me encuentran mas invisible en medio de una sociedad que apenas comprendo.
Regreso la mirada al espejo, pues la noche hace su parte y el reflejo me encuentra así, vulnerable con las manos llenas de teclas que transmiten lo mucho o poco que experimento mientras pasan las horas del reloj y espero sentirme cansado para dormir, este hábito que se ha vuelto indispensable dentro de tanta turbulencia de información.
Me alejo paulatinamente del espectro que hemos creado para evolucionar, de esos momentos de debilidad ante el asedio de mil humanos buscando una parte de un todo que les es ajeno pero que sacia su expectativas y los convierte en pasajeros de un destino cada vez mas incierto.
Estos espacios que me llevan de camino a casa, como queriendo correr para sentirme protegido de todo aquello que apenas logro comprender y que solo participo como un habitante mas de la experiencia, pero que en el fondo solo es invisible ante los ojos de aquellos que me miran sin sentir.
Siempre encuentro fascinante cada una de las reflexiones que me invaden, dentro de esta locura colectiva de sensaciones a lo incierto, a lo incomprensible a estos instantes de palabras con sentido musical o literario para mis adentros, estas que acarician el alma mientras el reloj anuncia una despedida.
Que no me falten las ganas me digo una y otra vez en plena gratitud por lo vivido, bendecido por un millón de sonrisas y aspectos que enriquecen mi interior, batallo con aquellas situaciones momentáneas del presente que apenas y me invaden un par de horas mientras duermo al ego y levanto con firmeza toda mi esencia y valor ante los días.
Mensajes van y vienen, sin permiso, robándose la calma de la mañana, provocando conversaciones incomodas mientras disfruto entre ensaladas de ciertas ironías que perturban mis sentidos, haciéndome sentir un tanto mas invisible de ese espacio construido.
Todo aquello esencial a la vida ha quedado desapercibido, en especial ahora dentro de este mundo del me gusta acompañado de la creación de contenido. Ante ello, con esta forma particular de sentir que es tan solo muy mía, solo resta permanecer desapercibido en este espacio sin motivo, compartiendo los latidos.
Quizás extraño la arena en mis pies y el silencio que me daba la playa mientras el sol caía y yo apenas quitaba mis ojos del horizonte sintiéndome infinito, como protegido por los colores y la brisa que corría por debajo de mis poros cada vez que me sumergía en la dicha de sentirme invisible.