Hacer las paces con el sufrimiento
O todo aquello que estropea mi armonía
1/21/20245 min read


Hay muy pocas cosas o personas que llegan a mi vida para revolucionarlo todo, para con una frase dejarme pensando sobre como siento la vida, miles de reflexiones desde anoche que pude asistir a un evento de mi Colegio, sí, casi 27 años mas tarde decidimos reunir varias generaciones con el propósito de compartir, recordar y por que no hacer nuevos contactos y amistades diferentes.
Me quedan muchos recuerdos inolvidables sobre la noche que acaba de pasar y que siendo las 6am sin dormir mas de 5 horas me he levantado con esta sensación de felicidad y paz en mi interior para poder escribir el texto de hoy, es que literalmente he pasado la noche y creo que mientras dormía reflexionando en todo lo sentido.
No se trata de una comparación con nadie, pero si es interesante ver la huella que hemos dejado en el camino de las personas y como nos miran ahora, como nos recuerdan mas que nada la fuerza e intensidad en esos abrazos recibidos que lo dicen todo.
Mi vida como tal en ocasiones no la comprendo del todo, pero ya he aprendido aceptarla, sin embargo son estos momentos en lo que exteriormente recibes información, muestras de cariño, aprecio y consideración en donde todo tiene un sentido diferente, es como nueva energía que llega a ti de la forma mas espontánea que puede haber, al menos yo la sentí así.
Compartir un baile, una conversación, los recuerdos de quienes fuimos y donde estamos ahora es sin duda algo enriquecedor para el alma, principalmente por que valoramos mas nuestro presente, lo que somos, lo que sentimos y el lugar que el universo ha puesto para nosotros, suena muy filosófico sin duda, pero es lo que estoy sintiendo, me alaga el poder compartir la vida con las personas que están en mi rededor, con las nuevas que se que están por venir por que eso es un clic que se siente desde el día uno.
Este último año he dado las gracias totales a mi presente, quizás no de forma constante pero muy en mi interior se manifiesta a través de la aceptación de los días, de lo que estoy viviendo y momentos como los ayer lo que hacen es darme un empujón extra para continuar en este camino.
Estos empujones afortunadamente vienen acompañados de esas charlas que tienes con personas que jamás imaginas encontrarte en la vida, pero que de una u otra forma sabes reconocer el momento que están en tu delante.
Me paso ayer ya casi al terminar la noche, la frase principal de este escrito me lo dijo una amiga que no veía literalmente en mas de 25 años, pero que en un momento de la reunión conversábamos sobre la vida y fue ahí cuando estremeció mis fibras el saber que la forma de sentir la vida que llevo no es tan incomprensible para el resto como yo creía, que existen mas personas que pueden tener una vida con ciertos parámetros de personalidad, de decisión y en la forma de pertenecer a ciertos hábitos, costumbres que de una u otra manera hacen que el ejercicio diario de vivir nos marquen el camino. Estar en este grupo que aprecia la puntualidad, la honestidad, la franqueza y la literalidad acompañada de la lógica, algo que me parecía tan distante de encontrar.
Esa charla se merece una poesía literalmente que la escribiré de seguro en el transcurso del día, pero la reflexión de hoy es eso, cuantas veces nos hemos puesto a analizar lo que nos esta haciendo daño, eso que no toleramos y que permitimos que pase aun sabiendo en conciencia que es externo, algo que no podemos cambiarlo?.
Hacer las pases, me parece una frase tan poderosa, es como decir me rindo, abandono la idea de saber que esto no va a suceder con a b c persona o momento en la vida, pero no viene desde la resignación sino desde la sabiduría. Es exactamente como podría describir, sabiduría de aceptar que el dolor que no es mío no me pertenece, que las cosas que no podemos cambiar del exterior no son mi responsabilidad y al aceptarlo en total conciencia podemos de una u otra manera poder avanzar en este camino de armonía, evitando así esas sensaciones incomodas de no poder comprender o aceptar personas o situaciones.
Ponerlo en práctica de seguro será todo un reto, por que muchas veces nos gana el sentido de no pertenencia a esta sociedad a este ambiente, pero ahora que lo reflexiono un tanto más, el huir de esto no haría mucho sentido a nuestro proceso de aprendizaje, estaríamos evadiendo algo que sabemos debemos aceptar y encontrar la fórmula o quizás la determinación de aceptar, dejar ir y continuar. Alguna vez me hacían esta reflexión "si naciste en este lugar, es por que tu proceso lo debes llevar aquí; el marcharte o buscar otro destino quizás no sea parte de, lo tendrás que repetir en esta o en la siguiente". Aun la sigo analizando tiene mucha lógica, algo de sentido hace eco en mi, no me convence por que siempre he sido un nómada que no ha podido establecerse bien no solo de país, si no de lugares, hogares, relaciones, negocios....en fin....seguiré analizando sobre el tema.
Para pertenecer o sentir que se pertenece a un sitio hay que vivirlo sin duda, hay que estar y compartir, sentir el lugar, las personas y las sociedades, algo de seguro hará eco y sentiremos hogar, pero también por el sistema de creencia con el que crecimos los lugares, las plazas, las comidas, olores y sabores...esos que nos recuerdan a algo nos traerán un tanto de melancolía y basándome en la misma reflexión del texto de hoy, si uno decide marcharse y empezar de cero, sería bueno considerar hacerlo cuando estemos limpios y en paz con todo aquello de lo que estamos huyendo, las razones todos los sabemos, nos siguen a donde vayamos y sin respuestas y decisiones concretas solo se esconderán momentáneamente pero en algún momento volverán a nosotros.
Es así la vida de impredecible, si esto estaba escrito ya, pues en hora buena, estoy seguro que la información que acabé de recibir en una hora ha valido la vida esperarla, agradezco de sobre manera este espacio que creamos para en una charla sencilla y descomplicada compartir la vida y como la estamos asumiendo. Salud por esa sinceridad de compartir los momentos, a todos aquellos con los que pude hablar, conversar, reír y bailar. Que la vida nos siga permitiendo estar en contacto con los que nos hemos podido reconocer, me parece invaluable el tiempo y el cariño recibido.