Frente al espejo

Espacios de reconocimiento

12/5/20243 min read

Momentos que nos regresan al centro siempre existen cuando nos permitimos despertar cada mañana y enfrentarnos al espejo del ayer y del hoy, ya que finalmente encontré que el mañana es el segundo que se consumirá después que termine de exhalar, mientras camino por las calles de mi barrio como para encontrar en los colores de las hojas de todos los árboles del  parque, algo con que nuevamente maravillarme.

Mi vida sigue teniendo matices naranjas en las mañanas, he leído bastante ultimamente y con ello procuro estar desenchufado de todo lo que suena a ruido mental, a recuerdos del ayer y anhelos infundados de pasado mañana, recibo información que es útil que por alguna extraña razón complementa mis creencias que nos son arraigadas, que ahora matizan y contrastan nuevos puntos de vista, respetando la identidad de cada quien y valorando todo este aporte inconmensurable que me trae su presencia, mi ausencia y en ciertos casos indiferencia.

Aceptar es tarea titánica muchas veces, un cuestionamiento particular no falta cada vez que se acaba la taza de cafe y miro como la noche cae desde el balcón, cuando la música del edificio de enfrente empieza a sonar y algunos pequeños rezagos de un por que no golpean la ventana invitándome desde la habitación a sentir calor mientras me recuesto en mi espacio, ese que hace magia desapercibida por erotismos y vivencias comunes propias de la experiencia per se.

Esta semana enfrente a mi espejo, me vi revelando negativos de mi historia, de mis miedos y debilidades, de mis patrones y cada espacio creado para mi distracción momentánea como la válvula de huida que recoge las huellas que voy dejando ya no en las personas, pues aprendo a soltarlas y comprender su individualidad, su forma perfecta de ser, estar u omitir presencia al mirarlas desde el respeto y gratitud por ser o haber estado.

Apenas y he tomado la cámara de fotos, ella toda nueva pretendiendo que la acaricie y empiece a plasmar ese arte que llevo dentro, esa manera particular que tengo de ver rostros, cuerpos, paisajes, colores al blanco y negro los que me seducen y coquetean mis instintos, la miro y sonrío con algo de picardía de solo recordar mis últimos trabajos (si los podría llamar así, nótece el sarcasmo) y como en ellos pude crear una vez mas, un universo paralelo, lo cual me lleva a regresar a mis álbumes, abrir el baúl de los recuerdos y enfrentar con osadía todo el pasado impertinente a esta tarde de regocijo.

Y así voy reconociendo mis espacios con abundancia de paz y armonía, aceptando mi presencia, dejando claro los limites sin sometimiento, sin pretensiones camufladas en sonrisas o intereses rebuscados de placer, de instantaneidad.

La noche invita a salir, como para apagar el silencio, buscar algo de ruido y pretender que el disco duro mental se apagase, e inmediatamente recuerdo el desperdicio de memoria ram, sonrío, recuerdo y agradezco toda esa magia creada en decisiones inconstantes llenas de esperanza sin sustento mas que la voluntad de enfrentarnos y dedicarnos oportunidades de hacer las cosas diferentes, en teoría... una vez mas.

El espejo de la sala ahora me mira desde el lado izquierdo del sillón blanco, este bandido que trae recuerdo de conversación tan vacía como el ego, tan llena de verdades ahora reflexionadas, las mismas que acompañan esta copa de aperol de sabor dulce, de esos ojos bonitos y cejas pronunciadas que veían detrás de un cristal con total incredulidad de tal manera que era fácil marcharse a dormir.

Dos es mi limite, siempre me gusto el número como tal, va siendo parte de esta nueva forma de limitar en conciencia un lugar determinado al que siento pertenecer, acompaña mis reflexiones e intensiones de hablar, estar, pedir, salir, marcharse, proponer, es decir, hacer una vida con un número de intentos limitados a ciertas personas, momentos, trabajo o lugares, que podrían en su momento pretender ser 3, cuando la ecuación de mi sistema siempre amo el par.

Cierro el día sorprendiendo  o mas bien agradecido con la capacidad de respuesta que aprendo y voy haciendo mi constante  ante la vida, la pausa activa y sincera para con el alma que ahora tiende a sentirse mas en armonía, mientras revela los últimos negativos del ayer que me quedaban para encontrarme nuevamente entre sueños y alegrías, en recuerdos guardado en la alcancía, resguardando los ahorros, limpiando el espejo que me mira, me sonríe y comparte conmigo la certeza de lo vivido.