El universo conspirando

Un aprendizaje constante

5/8/20242 min read

Cada día que respiro, me doy cuenta que el universo se encarga de entregar la información y las experiencias que necesito para poder comprender un poco mas de que va esta experiencia humana y como la vamos moldeando acorde lo que nos hace falta sentir, porque vivir se mezcla con el sobrevivir de los instantes que no llegamos a comprender la magnitud de lo que esta a nuestro alrededor.

Conocer personas del otro lado del mundo lo que ha hecho es ratificar que todos somos una sola especie, con un mismo propósito y que lo que nos separa son ideas que alguien en algún momento con su posible elocuencia convenció de que es una de las tantas formas de ser, estar, pensar y hasta elegir.

La vida toma colores distintos para cada uno, pero en cierto punto de ella volvemos a coincidir con mas humanos en la misma condición de criterio, de sentir y de expresarnos, cada uno de ellos con esas crisis existenciales para encontrar el camino y descifrar esos misterios de la inconsciencia que nos han llevado a tomar caminos que hoy los podemos llamar errores y que en ciertas ocasiones nos han causado “dolor” por no haber podido comprender su paso por nuestra vida.

Indiferentemente del lugar en donde nacemos, las personas que nos han rodeado o aquellas circunstancias que han marcado nuestro camino el resultado es el mismo, un cúmulo de sensaciones que nos forman el alma para que en algún momento del proceso podamos sentir un tanto diferente la vida mas allá de lo convencional y en otras quizás para abandonar este experiencia y avanzar hacia una nueva.

He llegado a pensar que solo nos separa milímetros de conciencia, ya que todo lo demás esta aquí en este espacio del cuerpo que no podemos verlo mas si sentirlo y que con los años se transforma en cada uno de nosotros, ese sentir de pertenencia, de vivir, sentir y respirar, de emocionarnos o de llenarnos de curiosidad por descubrir aquellos lugares y personas que pasan por la vida a entregarnos un pedacito de algo dentro de la dualidad constante que nos gobierna.

Este proceso maravilloso de aprender cada vez me remueve el alma, empiezo a sentir diferente lo que sucede, los olores, los colores y esta gratitud consciente que me permite recibir a nuevas personas en mi vida dispuestas a compartir lo mas valioso que tienen: su tiempo, desde un mensaje de cuatro palabras pero que llega acompañado desde mi sentir de un “aquí estoy”.

Un día más de haber sentido la vida y todo el proceso en el que me encuentro, de recibir el interés de conocerme y ser parte de un momento en el camino, la comida en el auto, las charlas en el tren, el paseo por el zoológico, la dura negociación del valor del tiempo que consume nuestras mejores ideas y cada una de esas sonrisas ante mis ocurrencias de personas que apenas me conocen.