Derecho a experimentar

sin asistencia permitida

8/18/20243 min read

El mar es uno de los lugares en los que nos convertimos en nada ante su inmensidad, la vida como tal es nuestro mar en donde vamos en barcos plagados de experiencias ajenas que vienen a complementarnos la vida disfrazadas de consejos o historias contadas desde una perspectiva externa a nuestro propósito.

Es ahí donde nace el derecho a experimentar, a vivir en plenitud todas esas ideas distintas que se cruzan en nuestra cabeza día a día mientras vamos resolviendo que hacer con ellas cuando hemos perdido el norte, la paz y en ocasiones hasta la dignidad. Pese a todo ello sigue siendo un derecho universal que no tiene asistencia previa ya que cada consejo que recibimos en teoría debe evitarnos saltar al vacío por miedo a ciertas repercusiones que podría tener nuestro actuar.

Me rindo ante ello, ante la necesidad de sentir lo que es, lo que podría ser, o tratar de convencer y entrar en razón a ciertas almas que dentro de su inocencia buscan aprender de sus propios respiros y suspiros una verdad que se vuelve exclusiva y que en alguna ocasión será producto de una historia bien contada.

Estamos en constante exposición, la vida nos empuja hacer algo para sentir que el respiro no es en vano, muchos caminos existen ahora para ser parte de una sociedad, de un grupo y hasta de ideas que llevan a fanatismos que sin darnos cuenta en poco tiempo terminan dividiéndonos, pero que al final de todo es parte de un ser, estar y ahora aparentar.

No podemos ni debemos cambiar la vida de nadie, he ido descubriendo y aprendiendo que al callar sobre lo que el otro humano hace o deshace,  se vuelve una batalla menos en la cabeza y le resta alimento a ese ego que aun nos acompaña cuando creemos tener las respuestas a lo que no podemos ni siquiera sentir. Es como una parte de respeto por este proceso que tiene que experimentar aquellas personas que son parte de nuestros días.  Ya ni por tema de conversación o por buscar algo de que mas hablar, me parece determinante saber cortar estas charlas que no llevan a nada mas que distanciarnos.

El ocuparnos de nuestros asuntos y ser responsables por ellos, tomar las riendas de los días, ya que ahora mas que antes, vamos siendo como todo es mas efímero, esta velocidad de la vida y su constante transformación debe hacernos sentir un verdadero hoy, pensando en la magia de despertar al día siguiente y con ello retomar cada uno de nuestros propósitos.

Experimentar lo vale todo, está mas que permitido, no podemos cuestionar ninguna acción de otro ser humano, menos las nuestras, es como pretender privarnos de sentir y claro no voy a los extremos de hacer daño o con premeditación controlar o cambiar la vida de alguien por el simple hecho de un capricho que nos puede cruzar por el estomago de tanto en tanto. Va mas orientado a sentirnos vivos, a estas sensaciones que nos puede dar un libro, con atardecer, el sabor de una comida, las sonrisas y las complicidades de hacer vida en un segundo mientras el mundo ni nos regresa a mirar.

Hacer que las cosas pasen también es experimentar, vencer esos miedos o vergüenzas que cargamos con el sistema de creencias que nos gobierna para mi es un reto, voy de a poco haciendo pequeños avances en la constante valoración de mis días y la búsqueda intensa de equilibrar el tiempo para no perderme de respirar un nuevo aire frio de la montaña, o sentir el calor corporal de un cuerpo húmedo al caer la noche, sensaciones que por algunos instantes nos liberan de la matemática básica y todo aquello que en teoría debemos hacer para pertenecer.

Sé, dentro de mi proceso que puedo hacer todo lo que tenga en mente, cuerpo, alma y corazón, he aprendido que puedo hacerlo solo y sin necesidad de compañía, pero me detengo a pensar si el cuadro que he puesto en la pared esta recto, si alguien me podría haber ayudado a sostenerlo mientras lo colgaba y hasta decirme que estéticamente no combina. Ante ello, compré un par de flores para mi balcón y claro hoy tiene un sentido diferente cuando las miro, ya que quienes la plantaron son parte de todo mi mundo y por quienes hoy estos colores tienen un nuevo sentido.

Que no se apague el deseo de experimentar la vida, la soledad, la pareja, la familia en cada una de las maneras que tengamos a bien para sentirnos completos y quizás tan solo disfrutar en sociedad de estas oportunidades que tenemos día a día cuando las emociones mandan entre un abrir y cerrar de ojos.