Cuando llega la noche

Quizás es el momento del existir que mas añoro, en especial en estos días en los que me invaden los recuerdos.

Es que no estoy aquí, mi cuerpo físico transita en el planeta pero mi alma se intenta reconstruir y encontrarse.

Cada segundo es una batalla de mi victimismo sobre lo que siente mi corazón agotado.

Una invasión completa de melancolía me agobia en las mañanas y se agudiza al caer la noche.

Me pido a gritos ayuda y aun sabiendo las respuestas prefiero navegar en las emociones del momento.

Ya no me culpo, pero el sentimiento sigue intacto jugando con la negación a cada instante y siempre perdiendo.

Me atormento mirando a escondidas en el mundo digital como tu vida se presta pa interpretar que nada ha sucedido.

Me pierdo aun en tus ojos y en la mejor versión de ti que esporádicamente conocí.

Eres mas que un post, mas que un video o un baile

Que cosas me faltan por decirte, pues que extraño lo que éramos juntos, esos pocos días en que todo dejo de existir

Dos niños heridos que jamas soltaron su pasado, sus heridas, que sacaron toda su oscuridad en un momento en que el amor se hacia mas frágil.

Intento no pensarte por que se que mi mente pisotea mi alma, mi ego destruido me incita q buscarte y rescatar algo efímero.

Escribir es la única manera de decirte a gritos todo lo que quedo pendiente y me vuelvo a cuestionar si contigo me he desnudado el alma en cada verso mientras dormías.

Cuestionarse es la forma menos valiente de aceptar este presente, de justificar el amor herido con el que llegamos y me refiero al amor propio.

Te sigo mirando con la misma exaltación que sentía cuando te reconocí, cuando en mi mente construí un mundo imperfecto lleno de luz donde solo había oscuridad.

Te vuelvo a mirar y pretendo sentir aquella magia que adornada nuestras noches antes de dejar de mirarnos.

Te sueño y busco sentir tu cuerpo entrelazado con el mío como solo nosotros solíamos hacerlo.