Congelando el tiempo
Como si se pudiera pausar la vida
9/4/20241 min read


Queriendo parar el tiempo, como pretendiendo tener el control de lo que sucede, apagando las llamas de una hoguera que apenas y llegaba a calentarnos, era solo una excusa ideal para juntarnos.
Bendito el frío que permite que las almas se aproximen, que dichosos somos de tener a los sentidos despiertos, atentos y dispuestos a mostrarse en el agua, el aire o en la abeja que a osado entrar sin permiso para quedarse un par días mientras nos reconocemos.
Sin pretextos, sin razones, vamos compartiendo los minutos creyendo cada palabra que cuenta un pedazo de pasado, ese cúmulo de experiencias que nos trae a este lugar, irrepetible cuando todo se vuelve inédito y no hay espacio para cambiarlo nada
Que diferente se siente abandonarse, pero no desde el desidio, sino desde la aceptación de un ahora, este instante que agradeces a la vida, al momento, a esos instantes donde la libertad prima y todo es posible, con los pies en la luna pero el corazón en la luna, lejos de las pretensiones y de las expectativas, esos lugares donde huelen a verdad, y terriblemente a fechas de caducidad que hace que la vida tenga un color tan particular que nos hace presumir el espacio compartido.
Todo se detiene, existe la pausa en el caminar, en el escuchar, hablar, las miradas se compactan y los propósitos de conjugan en una misma idea, los sonidos del viento nos marcan la pauta de avanzar dentro de toda esta incomprensión total del presente. Y dentro de todo esto se crear la nace una nueva idea de ser, estar y compartir ,…es como que se desarrolla una nueva idea de crecer de compartir el mundo de esta manera tan especial de respirar.