Aprendiendo a decidir
Sin derecho a reproches
9/18/20243 min read


Es tiempo de luna llena, todo se remueve, llega para manifestarnos aquello que ronda por la cabeza, el corazón y el alma. Las energías de por sí se conectan y aunque nos resulte difícil asimilar lo que sucede, avanzamos por la noche entre reflexiones profundas, algo de música, un par de escritos y claro que sí.... decisiones.
En estos días de cuestionamiento general me doy cuenta que al final estas decisiones son el centro por el que gira nuestra vida, traen en la maleta consecuencias, daño colateral, éxitos atribuidos a la suerte, felicidad, algarabía, entusiasmo, un futuro anhelado y planes a diferentes plazos. Vamos moldeando con ellas un camino que en ocasiones estamos seguros querer transitarlo, pero en otras......nos queda el espacio donde solo cabe el silencio de lo incierto.
Reflexiono sobre, si se aprende a decidir o simplemente se sigue el instinto?, la voz interior? o es algo así como lanzarse al agua sin saber nadar o parar y buscar un salvavidas?.
En base a que tomamos nuestras decisiones de vida, esas trascendentales las que solo se pueden vivir una vez y que no tienen derecho a reprocharse nada, ni el instante exacto en que suceden o mucho menos en el corto plazo, porque el simple hecho de ser una oportunidad irrepetible las hace irrenunciables.
Concuerdo que siempre será mejor tomarlas, sea cual fuese el resultado, vamos amparándonos con la frase que nos acompaña siempre "que es lo peor que podría pasar"!!. Tanta duda escondida que hay detrás de la frase, que la vida es corta y que solo se vive una vez.....mas frases que alimentan la valentía de tomar riesgos y hacer que las cosas pasen. Solo que se nos olvida en ocasiones, que si van a pasar cosas no peor o mejor, pero en cierto grado de conciencia las sentimos de manera mas intensa.
Es reconfortante en este punto de la vida saber que las tomo desde la conciencia plena y absoluta de mi ser, desde este respeto propio que he implementado en mis días para no desequilibrarme, dando el lugar que mi cuerpo, mente y alma se merecen. Que gratitud siento a cada una de las pocas o muchas experiencias que he sentido con el pasar de los años. Hoy sé que voy por los días buscando la calma , la paz, la reconciliación, aún cuando el desasosiego me gana y me invita a ser parte un tiempo incierto.
No me comparo, he ido aprendiendo ha aceptarme, a reconocer cada una de mis huellas, todos esos latidos al sentir a plenitud lo que decido, dejando un tanto atrás a la mente y permitiendo sentir la decisión, reconociendo las diferentes etapas de la vida de los que me rodean, acompañando y dejando lo mejor de mi durante el tiempo que el respeto permanezca de manera tal que no llegue ha abandonarme.
Me he convertido en un espectador de la mente, voy desarrollando una habilidad para escucharla y dejarla hablar constantemente, hasta que en un determinado momento, ya no hacen sentido sus invitaciones a la duda, desconcierto, o esas ideas fatalistas que nos encanta a los humanos imaginar por el miedo a decidir nuevamente, mantenerse o cambiar de idea, por que es más sencillo para el ego pelear a morir, que cambiarlo todo en un segundo.
Todo ello hace que se pierda el miedo al intento, el reto diario es vencer las expectativas, lo que espero que suceda o como tendría que ser para......siento que de a poco lo voy comprendiendo, no es tan complejo tener una vida tranquila, renunciar a todo lo que no se puede controlar también es una decisión que no implica poco interés, pero si la firme determinación de en conciencia sostenerse con el paso del tiempo.
Decidir ha venido a mi vida para calmar la ansiedad, terminar con lo incierto y de alguna manera llevarme por nuevos caminos, que de seguro son los que precisamente necesito experimentar para llegar a un propósito mayor de vida, éste que ya está un tanto alejado del sistema en el cual nos desarrollamos, donde ser, cumplir y obedecer es parte de la cotidianeidad esa que nos da "identidad", "un título", "una jerarquía" o "un status".
Sigo afirmando no ser dueño de ninguna verdad, pero sí, en cada una de las expresadas por capítulo en mi vida, esa verdad que me viene acompañando en cada confirmación, compromiso y lealtad hacia mis decisiones, encontrando la manera segura de hablar, pensar y sentir sin miedo al resultado, sin la inmediatez de tenerlo o perderlo todo, ya que es así como una decisión da como resultado, una dualidad que solo nuestra conciencia y estado único presente, resuelve que hacer con ello.