Adrenalina
La sensación de sentir
8/9/20242 min read


Esta extraña sensación que nos desborda de tanto en tanto, la que nos hace experimentar mas allá de la razón y de la cordura, es ese empujón que nos lleva a vivir lo que se nos de la gana, por que en el instante que se presenta muy poca conciencia tenemos sobre lo que estamos haciendo y no es cuestión de edad o grado de madurez para evitarla o hacer que el colateral de los resultados no afecte mas allá de nuestro ayer.
Vamos por la vida desarmados, aburridos y de tanto en tanto se nos ocurren brillantes ideas llenas de ansiedad por vivir algo inesperado o algo que hemos visto en TV en redes, películas, todo aquello que ha alguien mas se le ocurrió, es ahí donde inicia el viaje hacia lo conocido, a buscar esa gratificación instantánea de sentir lo que fuese que buscamos, para llenar vacíos, expectativa o quizás hasta satisfacer la curiosidad del momento.
Pero todo lo que inicia, tiene un desenlace que usualmente no es lo que pensábamos que sería, tengo tantos ejemplos en la cabeza de experiencias propias o de cercanos a mi vida que de seguro no todo lo que supusimos al inicio de esta aventura se cumplió.
Entiendo que es parte de la experiencia que cada uno debemos vivir, no es aplicable el consejo sino la vivencia, la forma de sentir por uno mismo todo aquello que decidimos, tomar conciencia y ser responsables por las consecuencias de vivir en estado de adrenalina, de ansiedad de querer vivir, sentir, tocar y soñar.
En cierto punto sin ella, quizás había algo de monotonía, rutinas y paredes que se achican cada vez que queremos volar, talves es esta parte de la vida que debemos sentirla para aprender algo mas y en el mejor de los casos controlar y hacerla parte de nuestros día a día con un cierto equilibrio, para que venga sin incomodar y quizás dure lo que un beso robado.
Estamos hechos de emociones y con ella de arrebatos y momentos de descontrol, como cuando decidimos mandar todo al carajo, ese espacio de tiempo que creamos para darnos la oportunidad de romper las reglas, los sabios consejos y soltamos la idea de la dualidad que nos gobierna para simplemente sentirnos entregados y vulnerables a una nueva sensación de gusto, de paz, de atrevimiento, desahogo o esos aspectos del sentir que por la cotidianeidad de los días los congelamos y sometemos a juicios de valor donde somos juez y parte.
Pensaba hasta hace poco que la adrenalina, estaba presente en el vértigo, en la velocidad en esas ganas incontroladas de tener o querer algo, de un tiempo acá como que va tomando un nuevo significado, la encuentro en los minutos previos a una reunión importante, al enfrentarme con lo incómodo, con lo que se escapa de mis comprensión y claro que si en un par de sonrisas y miradas que cruzan la calle mientras voy conduciendo mi vida.
Está en ese mensaje que no envíe, en la respuesta que nunca llegó, todas esas veces que me aviento a proponer ideas, planes o sugerencias que he descubierto están llenas de pasión y lo sé porque de seguro al estar la vida bien, cada una de esas acciones habla del estado mental, emocional y espiritual en el que me encuentro, él que no busca nada de nadie, mas que compartir segundos o minutos de vida lejos del ego, vanidad o necesidad de estar ocupado o sintiéndome útil, activo o importante.